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  Cría Cuervos No hay muchos problemas importantes cuando estás muerto, con frecuencia porque el hecho de estar muerto es el problema más importante que tienes. En una situación menos luctuosa, Beth Smith hubiera encontrado detestable que otro se comiera las otras que había pagado a precio de oro, pero dadas las circunstancias, aquel era el menor de sus problemas. Por supuesto, a diferencia de su cena, estaba muerta. -                      La hemos matado- Rick estaba de los nervios, paseando de un lado para otro sin dejar de mirar el cadáver de cabellos rubios tirado sobre el suelo. -           Sí. La hemos matado- Diane ni siquiera se inmutó, devorando las otras con avidez- Me parece una crueldad, la verdad. -           ¿Qué, matar una persona o el hecho de estrangularla con su propio collar?- Inquirió el joven, mientras se revolvía el pelo con histeria. -           Bueno, sí, supongo- Respondió despreocupada mientras se alisaba l

Donde habite el olvido

Donde habite el olvido. Huérfanos de Eros, desamparados del amor, ¿os habéis preguntado alguna vez dónde va el amor desechado? Dolorosa indiferencia, volátil suerte, ¿Porqué no proporcionas a quién ya no puede amar, la capacidad de olvidar la mecha que prendió tal llama? Eros, ¡Vete! Eros, ¿Por qué me torturas? Eros, devuélveme a mi amor. Maldito angelillo, me apuñalas con dulzura el corazón y, mientras me desangro en caricias y deleite, tú sonríes con falsa inocencia ¿Porque, mi querido diosillo, me engañas tú a mí?  Tras esa cara infantil y esos bucles de querubín, se esconde un sádico demonio alimentado de la tristeza de los pobres mortales sobre los que pone su mirada. Donde habite el olvido. Allí iré yo y, si tengo el coraje, me sumergiré en el tenebroso mar de la amnesia, hasta que ya no pueda olvidar olvidarte.

Pecados.

Vamos, no tengas miedo. Bailemos. Mueve brazos y piernas a la luz de las llamas, déjate llevar. Siente el calor recorrer tu cuerpo, libera tú alma. ¿Qué es eso qué veo? Tal vez, ¿una sonrisa? Sonríe, sonríe solo una vez por mí. Siente caer, esta noche, las invisibles y pesadas cadenas que aprisionan tu corazón. Permite, al menos esta noche, que tu cuerpo grite de gozo. Deja, al menos en la amistosa oscuridad, que no sea tu boca la que hable. ¡Oh, mi pobre Edipo! Déjate liberar de la política cárcel y, durante un ratito, permítete olvidar tus pecados. Disfruta del fuego que ahora te envuelve, siéntelo entorno a ti y, si te parece, olvídalo al salir el sol. Vuelve a ser el hombre de oro que eres bajo la escrutadora mirada de la sociedad pero, al caer la noche, entorno los fríos y discretos brazos de Selene, recuerda de nuevo el fuego que algún día te permitió ser libre.

Lágrimas al corazón

Lágrimas al corazón Estos son los últimos versos que te dedico; Los últimos versos que dedico a tus besos de judas y caricias envenenadas, las últimas lágrimas que derramo en nombre de nuestro amor que, más que amor, fue una guerra entre dos cuerpos. Ya no habrá más gritos de dolor, ni lamentos al no tener ya sobre mi cuerpo tus antaño cálidas manos. Pues, para que quiero yo poseer un corazón que dejó de ser mío hace ya tanto tiempo. Para que quiero besar unos labios que rehúyen los míos. Para qué quiero mirarte a los ojos, si ya no soy yo quien los llena de primaveras. ¡Ámame o no me ames! Pero deja ya de flagelar mi pobre y frágil corazón y libéralo del yugo de tu recuerdo; del recuerdo de tu aliento fundiéndose con el mío, de tus fuertes brazos rodeando mi cintura y tus ya lejanas palabras de amor. Ámame o no me ames, mi corazón ya ha aprendido a olvidar. -Bia Golden-